“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

lunes, 24 de octubre de 2011

EN MEMORIA DE ANTONIO CHENEL “ANTOÑETE”

Antoñete ha muerto. Con él desaparece una de las últimas referencias del toreo puro. Las lecciones que fue desparramando por los diversos ruedos en los que actuó después de su reaparición en los años ochenta, sirvieron para que no se olvidara ese arte, el del toreo clásico, arrinconado por los “pegapases” que mandaban entonces en el escalafón, y para que los aficionados nuevos, que empezaban a llenar otra vez las plazas después de la desbandada de aficionados que supuso el boom “cordobesista”, tuvieran referencias directa de lo que era “torear”, algo muy distinto que dar pases. No se trataba de estar diez minutos delante de la cara del toro haciendo que este pasara de un lado para otro sin ton ni son. No, eso no era toreo. Torear es otra cosa y “Antoñete”, con más de cincuenta años de edad y unas condiciones físicas limitadas, lo explicó claramente cuantas las condiciones y los toros se lo permitían. Explicó la teoría de las distancias, cada toro tiene la suya y, el deber y saber del torero es encontrarlas. La teoría de las medidas, cada toro dura lo que dura y el torero, por más a gusto que esté, tiene que saber cuando el toro le pide la muerte. La teoría de los terrenos, porque cada toro tiene un sitio en la plaza para ser toreado y el torero debe saber cuál es ese sitio. En la plaza, como en el campo de fútbol el balón -madridista acérrimo que era-, el que debe correr es el toro, por eso las condiciones físicas, si se sabe torear, pasan a segundo plano. Eso le permitió seguir toreando hasta más de los setenta años y continuar desgranando el repertorio de suertes fundamentales del toreo en su máxima pureza durante tanto tiempo.

El hombre ha muerto pero queda su obra. En su memoria, ¿qué mejor que recuperarla y mostrarla, pues los tiempos y las técnicas a nuestro alcance nos permiten hacerlo, para que el “Maestro Antoñete” siga dando lecciones después de muerto? Va aquí un primer vídeo. En su memoria, en la del gran torero que fue, las imágenes de una actuación en la Feria de Sevilla de 1985. Ese día, el 22 de mayo, no lo tenía fácil el torero madrileño, toreaba con el “Faraón” de Sevilla, con Curro Romero, y con Rafael de Paula. ¡Casi na! Chenel no se arredró, salió al albero de “La Maestranza” y explicó su lección. Gustó tanto su explicación, clara y escueta, que casi se lo llevan en volandas por la Puerta del Príncipe. No era un toro de triunfo, no era claro, no era de los bordar la filigrana del toreo, que tanto gusta por aquellos lares. El toro, como toda la corrida de Carlos Núñez, presentaba problemas que había que resolver, “Antoñete”, en ese cuarto toro los resolvió y dejó explicado, claramente, con concisión castellana, donde, como y cuanto. Pero par ser justos no debemos olvidarnos de los subalternos que acompañaban por entonces al maestro madrileño. Una cuadrilla es un equipo para la lidia de toros que debe funcionar compenetrado y con conocimiento de lo que se lleva entre manos. “Antoñete”, consciente de la importancia del equipo, supo rodearse de una cuadrilla que se sabía de memoria las técnicas y los recursos de la lidia y, ese día, sobre el albero maestrante, lo demostraron una vez más. En el vídeo puede verse a Martín Recio poniendo al toro en suerte, y a Manolo Montoliu -muerto años después en este mismo coso- en dos pares de aquellos que sólo el sabía poner. Tanto el uno como el otro, justo es reconocerlo, contribuyeron y dieron lustre a la explicación.

Pero cedamos la palabra a otro maestro, este de la palabra, del periodismo taurino comprometido con la verdad y la pureza del toreo, otra especie en extinción en el planeta taurino, don Joaquín Vidal -por desgracia, también muerto-. Que nos lo explique él que estuvo presente y lo contó, de la forma como sabía hacerlo, en su tribuna “La lidia” del diario “El País”, el 23 de abril de 1985.

Lección magistral de Antoñete 

“La Maestranza fue ayer cátedra para recibir una lección magistral de toreo puro. El catedrático, Antoñete. Mientras el torero de Madrid dictaba pausadamente los capítulos fundamentales de la tauromaquia, frente a aquel cuarto toro reservón que parecía inútil para el toreo de arte, la puerta del Príncipe se entreabría, una y otra vez se entreabría, e incluso estuvo de par en par, porque por allí tenía que salir a hombros el maestro, no podía ser de otra manera. Un pinchazo, sólo un pinchazo, cerró el portalón y fue también poquito a poco, con un lejano chirrido de pena.

Pocos toreros habrán tenido abierta la puerta del Príncipe con tanto derecho. El toro, ya se ha apuntado, era reservón, como toda la corrida; costó muchísimo llevarlo al caballo, esperaba en banderillas, buscaba tablas en la muleta. Mejoró porque lo lidia ron muy bien. No Antoñete, que no está para sudar la brega, sino un peón de la cuadrilla, Martín Recio que en cada intervención levantaba oleadas de ovaciones y, al término del primer tercio, el público, puesto en pie, pidió que saludara montera en mano. Y eso que en la brega Martín Recio no se pone bonito, sino feo, en corvado, se da un aire con Cuasimodo. Pero la eficacia de su capote, siempre abajo y templando la embestida, es de un valor que todo el mundo reconoce y hasta entusiasma, como ayer en la Maestranza. No saludó montera en mano y quien lo hizo fue, minutos más tarde, su compañero Bonichón. La Maestranza también era cátedra de banderilleros. Bonichón alborotó el tendido con dos pares de banderillas asombrosos; que de asombro era verle llegar a la cara del toro cobardón, despacito, relajado, bajos los palos, pisándole a la fiera los terrenos, y cuando ésta metía la cabezada, reuniendo entre los pitones y prendiendo el par en todo lo alto. Sabor de lo auténtico.

Y después, la lección magistral. También hubo de consentir Antoñete para encelar al toro tardo y reservón. Empezó con las dobladas, siguió con los redondos, ligaba con el pase de pecho. Todo tenía el sabor de lo auténtico y el ambiente era el de las grandes solemnidades. Pero todo quedó en pálido apunte cuando se echó la muleta a la izquierda y desgranó el joyel de los naturales, en tres tandas perfectas de ligazón y temple, abrochadas con el de pecho y con el ayudado. Abierta estaba para entonces la puerta del Príncipe, pañuelos flameaban en los tendidos y sólo faltaba el volapié para completar el monumento al arte de torear. No fue posible. Pero la lección magistral había empezado ya a enriquecer la añeja historia de la Maestranza.”


domingo, 16 de octubre de 2011

LA LIDIA COMPLETA

Un toro, un torero y una cuadrilla comprometida con la lidia. Esos son los ingredientes fundamentales e imprescindibles para que se dé la lidia completa. Esos tres ingredientes se conjugaron ayer, 15 de octubre, en la Plaza de “La Misericordia” de Zaragoza. Fue en el 4º toro de la corrida de don Fernando Cuadri que cerraba la Feria del Pilar 2011: El toro “Remendón”, hermano de padre y madre del que el pasado año se llevó el premio al mejor toro de la Feria y que, en mi opinión, debe ser el ganador este año; el torero Javier Castaño que, al contrario de lo que dicta la ¿torería? moderna, en vez de cuidar a su oponente para que le durara en la faena de muleta, optó por lucir al toro en todos los tercios; y su cuadrilla, con mención especial para Tito Sandoval, toreando a caballo en las tres varas, aunque en la segunda marrara en el encuentro, y David Aladid con las banderillas, gustándose y haciéndose gustar, clavando dos pares cuadrado en la cara de su oponente y en todo lo alto. La plaza era una fiesta. Si se había despedido al picador puestos en pie y con una estruendosa ovación que lo acompañó hasta que desapareció por la puerta de corrales, no menor fue el tributo rendido a los banderilleros, de nuevo la plaza en pie y la ovación atronadora, quizás las más fuerte y rotundas ovaciones de cuantas se han escuchado en la Feria de este año.

Cuando Javier Castaño se disponía a comenzar la faena de muleta, en los rostros del público y de los aficionados se dibujaba la felicidad. En unos por la magia del momento vivido, en los otros, además, por haber encontrado y sentido lo que van buscando. El torero, con la montera calada hasta las cejas, salía dispuesto a completar el cuadro. No fue posible, alargó en demasía la faena y falló con la espada. Lástima, porque tenía en la mano un triunfo muy grande. El toro, bravo y noble, que se entregó con todo su alma y todo su corpachón en cada lance de la lidia, se agotó pronto. Aunque lo deseable hubiera sido cuajar una buena faena y matarlo de una estocada por todo lo alto, ya daba lo mismo. Javier Castaño recibió una fuerte ovación desde los medios y “Remendón” despedido con una rotunda ovación.

Lo importante de la tarde, y de muchas tardes, es lo que ocurrió en ese cuarto de hora mágico en que, en la Plaza de “La Misericordia” de Zaragoza, se encontraron un toro bravo y noble, un torero con torería y una cuadrilla comprometida con la lidia. Se vivió la lidia completa en los tres tercios, y todos los presentes nos emocionamos de verdad y con la verdad del toreo en los tres tercios. Lo triste es que esto, que tendría que ser, o al menos intentarse, seis veces cada tarde, lo vivamos como una rara excepción muy de vez en cuando. Parece ser que no lo entienden o -más bien- no lo quieren entender los que mandan y dictan las leyes del "toreo moderno" y así le va a la Fiesta de los Toros. Pero, por más peros que puedan ponerle, ahí está y esa es la grandeza del toreo, como quedó demostrado en la tarde de ayer, 15 de octubre de 2011, en "La Misericordia" zaragozana. Así lo refrendó el público puesto en pie y rompiéndose las manos de aplaudir en cada uno de los tres tercios de la lidia.

jueves, 13 de octubre de 2011

¿QUIÉN ES EL SUBNORMAL?

Zabala de la Serna, comienza su crónica de la corrida de Parladé y otros hierros que sufrimos ayer, día grande de las Fiestas del Pilar de Zaragoza, en “El Mundo” diciendo: “El presidente Pasamontes, que suena a alias de contrabandista, le dio por cargarse la corrida desde el minuto uno siguiendo los parámetros de un energúmeno que desde el tendido 4 protestaba todo lo que salía por toriles con el hierro de Parladé (Juan Pedro).
Pura y puta demagogia para devolver un primero con muchos menos motivos que otros en esta feria. Dobló una vez las manos y el usía se apresuró a sacar el pañuelo verde buscándole la ruina al festejo. Pero es que el energúmeno del "4" siguió llamando becerro a un cinqueño sobrero de cortas manos y amplia testa, y eso ya no es un aficionado, es un chufla. Incluso el toro llegó a tener cierto brío que se evaporó. Pero no había ni un motivo inicial de protesta más que la subnormalidad.
Desde entonces, el usía Pasamontes había marcado una línea de devolución tan alta que también el segundo fue para atrás. Y un sobrero de San Mateo con más razón. Y al tercer suplente, quemado ya tan pronto, lo sostuvo por no meterse en una espiral mayor.”


Carlos Ilián, en Marca, dice: “Casi todos inválidos y mansos, en un baile de corrales con sobreros de toda condición, menos la fuerza y la casta. Todo un muestrario ruinoso de cuatro hierros distintos y tres ganaderías verdaderas, pues San Pelayo y San Mateo son la misma cosa. Un espectáculo deplorable de dos horas y media.
Entre tanta ruina ganadera apenas dos toros mantuvieron la vertical, aunque a duras penas, en concreto el tercero y el cuarto.”


Y Andrés Amorós, en ABC, escribe: "El surrealista belga Magritte provocó al personal al titular una de sus pinturas: «Esto no es un cuadro». Lo mío es mucho más simple. Esto no es una crónica de una corrida de toros por la sencillísima razón de que no ha habido toros: animales con fuerza, con casta, con alegría... Numéricamente, sí ha habido toros; demasiados, incluso: seis de la ganadería titular y cuatro sobreros. Y eso que en Zaragoza no está el tendido «7»... Al revés: el público maño se ha comportado con benevolencia, para mí, excesiva. No hace mucho, hubieran «quemado la Plaza», metafóricamente hablando.
Anotemos hechos: una hora después del comienzo, sólo habíamos visto lidiar un toro. Cuando el sexto flaqueaba, después de casi tres horas, una espectadora clamaba, horrorizada: «¡Por Dios, no! ¡Que no devuelvan otro más!» Algunos sociólogos han acuñado la fórmula «la generación ni... ni...», para los jóvenes que ni estudian ni trabajan. Los que hemos sufrido esta tarde podrían ser «toros ni... ni...»: ni molestan al torero ni emocionan al personal, que se indigna o se aburre como una ostra.
Hemos visto reses claudicantes, que dan lástima, en vez de dar miedo, como es su obligación. Todos son nobles pero flaquean; algunos se derrumban. Todos se quedan sin picar. Ni admiten quites ni toreo de capa. A todos se les acaba muy pronto el depósito de la casta y se paran...
Conclusión evidente de esta no crónica: así, no vamos a ninguna parte.”


Después de contrastar la opinión de Zabala de la Serna, corresponsal taurino de “El Mundo”, que incluso se contradice en su propia crónica, con la de otros dos colegas de profesión y viajes por las distintas ferias españolas, como son Carlos Illán, en “Marca” y Andrés Amorós”, en “ABC”, que en las suyas le vienen a dar la razón a quien Zabala de la Serna llama “chufla” y “subnormal”, solo me queda plantear una pregunta y juzguen ustedes mismos: ¿Quién es el subnormal?

viernes, 7 de octubre de 2011

EL "CANCIONERO TORERO" CUMPLE UN AÑO

Hasta hace un año, una parte de las entradas de este Blog estaban etiquetadas bajo el epígrafe de CANCIONERO, allí se enlazaban vídeos de canciones de toros con alguna historia relacionadas con ellas, sus autores o los destinatarios de las mismas, pero siendo tanto y tan variado el material existente en la red pensamos que el cancionero taurino merecía un espacio propio. Así nació el Blog CANCIONERO TORERO, un archivo de canciones de toros y toreros interactivo en donde se van almacenado vídeos con alguna explicación sobre las canciones que contienen y enlaces que conducen a otras páginas con la finalidad de ampliar la información sobre las mismas. Desde entonces más de setenta vídeos de canciones están enlazados cubriendo los más diversos estilos en el CANCIONERO TORERO. Si los pasodobles ocupan la mayor parte del espacio, pues es la música taurina por excelencia y suenan en todos los festejos, no le van a la zaga la coplas o el flamenco en sus diferentes palos que, en un tiempo no muy lejano, se ocupaban frecuentemente del tema de los toros. Pero no solo a estos estilos se circunscribe la música taurina: la canción mexicana en sus diferentes formas, el vals peruano, el fado, la jota, el folk, el rock, el pop, la música clásica, la ópera o el jazz -como en la entrada más reciente del mismo, con el tema "El Viti, the matador", que Duke Ellington dedicó a Santiago Martín "El Viti" y que interpreta con su Orquesta- se han ocupado de mundo de los toros y por ello tienen cabida en este espacio dedicado a la música taurina. La cosecha de este año no ha sido mala y, poco a poco, seguirá creciendo la lista de títulos archivados. Así que, a todos los aficionados que les guste la música taurina y tengan curiosidad en saber algo sobre las piezas que se van enlazando, les invito a que se pasen por este CANCIONERO TORERO.