“El toro no es un animal para nosotros; es muchísimo más: un símbolo, un tótem, una aspiración, una eucaristía con los de alrededor y los antepasados. Al toro lo pulimos, lo alimentamos, lo sacralizamos, lo picamos, lo banderilleamos, lo matamos, lo aplaudimos o pitamos tras su muerte, lo descuartizamos, nos lo comemos y lo poetizamos y lo pintamos y lo musicamos. Quítese el toro de aquí y veremos qué queda. ¿Nos reconoceríamos sin la pasión en su pro o en su contra?” Antonio Gala

jueves, 27 de agosto de 2009

EN MEMORIA DE MANOLETE

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El azar, a veces, te conduce hacia encuentros inesperados. Algo así me ha ocurrido hoy cuando estaba visionando viejos archivos de vídeo con la simple intención de pasar el rato. Ello ha hecho que me vinieran a la memoria el recuerdo de Manolete y de un pasodoble que le fue dedicado a su muerte. La historia ya la conté en una entrada que se remonta dos años atrás y no tenía la intención de volver sobre ella, en todo caso hubiera elegido otra de las innumerables canciones que se dedicaron a la muerte del diestro cordobés, pero por sí misma se hizo un hueco en mi pensamiento y, ni corto ni perezoso, me he puesto manos a la obra.

El caso es que, como decía anteriormente, visionando viejos vídeos, ha aparecido Juanita Reina, la interprete que solicitó a Rafael de León un pasodoble en memoria Manuel Rodríguez Manolete, explicando la historia. Así nació “Capote de grana y oro”, una joya de la música taurina compuesta por esa fabulosa cuadrilla de la copla que formaban Quintero, León y Quiroga. Al documento gráfico en el que aparece la tonadillera explicando esta historia, he sumado la versión completa de la canción interpretada por ella misma, que fue su creadora, y que desde el primer momento, además de ser uno de los pasodobles más bellos que se han escrito, se convirtió en un gran éxito y en uno de los temas clásicos de cancionero taurino.

De esta forma, por casualidad, ha tomado cuerpo esta entrada que quiere ser un recuerdo de aquel nefasto 28 de agosto de 1947 en que un toro de Miura, Islero de nombre, segó la vida del torero más famoso de su tiempo en la plaza de Linares. Para los que estén interesados en más detalles sobre la canción les remito a la entrada que ya escribí hace un par de años recordando esta efeméride bajo el titular de “Capote de grana y oro” y en la que el pasodoble es interpretado, con acompañamiento de banda, por Eva Román.

lunes, 24 de agosto de 2009

EL JULI, "LOS JANDILLAS" Y BILBAO

Tuve la oportunidad de ver la corrida de Jandilla que estoqueó en solitario El Juli en Bilbao. Ha sido la única corrida de la feria bilbaína que he podido ver este año. Tengo que decir, antes de nada, que tanto el uno como los otros, así como la propia plaza, me decepcionaron. Bilbao, porque no se merece ­ ­-o quizás sí- que salgan a su grisáceo ruedo toros como los que salieron esa tarde; los “jandillas” porque no tuvieron el trapío requerido -o según se mire, quizás sí- ­para una plaza como la de Vista Alegre; y El Juli porque no supo -o quizás no pudo-­ aprovechar las bonancibles embestidas de alguno de los toros a los que tuvo que hacer frente esa tarde. Pero vayamos por partes.

Ha sido comentario general de aficionados y de algunos periodistas que han presenciado las Corridas Generales de este año que ha bajado el trapío del “toro de Bilbao”. Yo solo he podido ver el festejo en el que se centra este artículo y tengo que decir que los animales que salieron al ruedo ese día, con las exigencias de hace unos pocos años, nunca hubieran debido de saltado al ruedo bilbaíno, es más, el ganadero nunca se hubiera atrevido a presentar este ganado porque, con toda seguridad, habría sido rechazado en el reconociendo de la mañana. Las cosas parecen que han cambiado en los últimos tiempos y, desde hace algunos años, toros como estos y aún más chicos se lidian en una plaza que era considerada, en términos ciclistas, el “Tourmalet” de la temporada. Es más, en un programa taurino de la noche del domingo, el presidente de la Junta Administrativa admitía esta crítica y se defendía diciendo que, por el contrario, los “jandillas” habían embestido mucho y bien, con lo que podemos deducir que antes que el trapío -que era santo y seña de la plaza de Bilbao hasta no mucho tiempo- lo que se busca en la actualidad es la comodidad, el toro comercial y “a modo” que no disguste a los denominados “figuras” y evitarles, de esa forma, el mal trago que suponía su paso por la capital vizcaína. Quizás ahora se consigan carteles más redondos en cuanto a los nombres de los toreros, pero a costa de perder la identidad de lo que durante muchos años ha sido el “toro de Bilbao”.

Quizás, porque los criterios en cuanto al toro han cambiado en la primera plaza del norte, pasaron el reconocimiento matinal los “jandillas” que, en general, salieron anovillados, cómodos, noblotes y embestidores. Tampoco fueron excesivamente castigados en varas -cosa ya habitual en esta plaza con el asentimiento de la mayoría del público que se enfada si se alarga demasiado el castigo en este tercio- por lo que tuvieron recorrido en la muleta, sobre todo el 5º, y el sobrero que sustituyó, por manifiesta invalidez, al 6º de la tarde. Estos dos ejemplares destacaron, además, sobre sus hermanos por la nobleza y bondad de su embestida que hacían vislumbrar faenas de éxito para un matador, El Juli, que está entre los que más bregados y que más cartel tiene entre los profesionales del momento. En general fue una corrida bien presentada para una plaza de segunda pero, según los criterios que regían hasta hace muy poco en este coso, no para la de Bilbao.

Con semejante material podríamos pensar que El Juli, acostumbrado al éxito en muchas de las plazas que visita y con marchamo de “gran figura” entre la torería actual, lo bordó y salió triunfante de su “encerrona” en el coso de Vista Alegre. No fue así. Durante toda la tarde estuvo voluntarioso pero no consiguió redondear ninguna faena, o al menos no consiguió interesar a la mayoría del público -unos tres cuartos del aforo- que asistió al evento. Quizás fuera porque los enemigos a los que se enfrentó no dieron importancia a lo que hizo aunque, por la entrega y las ganas de los espectadores, puede ser más acertado pensar que su labor se quedó por debajo de las condiciones de los “jandillas” de plaza de segunda que le tocaron en suerte.

En mi opinión fueron ambas cosas. Pero haciendo caso omiso de que se encontraba en Bilbao y que la presentación de los toros estaba muy por debajo de las exigencias que hasta hace poco tiempo mantenía esta plaza, hay que decir que tuvo toros para hacer “el toreo” y lo que hizo fue dar pases, que son cosas muy distintas. Una vez más, por pequeños y cómodos que fueran, sobró toro. En concreto, los mencionados 5º y 6º bis eran propicios para el triunfo: eran nobles, se venían de lejos, metían la cara y humillaban. ¿Qué más puede pedir una pretendida “figura” del toreo para triunfar? Como demostró Luís Francisco Esplá hace poco más de dos meses en Las Ventas de Madrid, lo que hay que hacer para llegar al tendido y poner la plaza boca abajo es torear, ni más ni menos. Torear como mandan los cánones. El Juli, en cambio, en tarde de tanta responsabilidad, se perdió en un sinfín de pases y medios pases, enganchones, dudas, trompicones, carreras para volver a colocarse en el sitio y, por si fuera poco, estuvo desacertado con la espada.

Es lo que tiene el “toreo moderno” -o quizás sería mejor llamarlo "destoreo" a secas- que se le hace al “toro bobo y colaborador” que exigen los “figuras” del momento para anunciarse en los carteles de las grandes ferias: que no emociona, que no engancha, que aburre y que, al fin y a la postre, se olvida, se borra de la memoria de los espectadores en cuanto termina la corrida. Eso es lo que pasó, siempre según mi opinión, con la actuación de El Juli en Bilbao. Pero si además consideramos la categoría de la plaza en la que estábamos, en donde hasta hace muy poco tiempo nunca hubieran saltado al ruedo los "jandillas" que lo hicieron en esa tarde del 21 de agosto de 2009, la decepción es mucho más grande.

viernes, 7 de agosto de 2009

LAS CAPEAS DE LAS VEGAS

- Hola don Pepe.
- Hola don José.
- ¿Cómo usted por aquí? Imaginaba que, como todos los veranos, estaría en el pueblo.
- Y no anda descaminado, pero unos asuntillos familiares me han traído hasta este horno en que se ha convertido Zaragoza… con lo fresquico que se está en el pueblo. ¿Y usted? Por estas fechas siempre anda por la playa.
- Mi señora que tenía una revisión en el médico… ya sabe, cosas de viejos… pero en un par de días nos volvemos porque aquí no hay quien viva.
- Me alegro de verlo.
- Lo mismo le digo, además ya hacía tiempo que no nos veíamos.
- Pues desde la última… Si tiene usted tiempo, nos sentamos en esta terraza y, ahora que el calor nos da una tregua, tomamos un vinico y charlamos un rato.
- Sea, don Pepe. Además quería pulsar su opinión sobre un asunto que me tiene un poco mosca.
- Usted dirá, don José.
- Se trata de esas corridas sin sangre que se han programado en la ciudad estadounidense de Las Vegas…
- … ¡¡¡Eso es una aberración!!!
- Ya me imaginaba su reacción, don Pepe pero, aunque me preocupa y no lo veo claro, querría estudiar la idea con frialdad y ver si contiene algo positivo para la Fiesta.
- Una cosa así nada bueno puede traer para la Fiesta, don José. Es una adulteración tomando, una vez más, al toro como chivo expiatorio. Para empezar, que no lo llamen corrida de toros. Eso es otra cosa. Y que no degraden más la condición del toro de lidia que bastante por los suelos está ya.
- Pero quizás sirva como promocionar la Fiesta y abrir nuevos mercados.
- ¿Nuevos mercados? ¿Para qué? ¿Para esa patochada? ¡No diga tontadas!
- Pero si consideramos la posibilidad de que muchos de los espectadores que asistan a esos festejos, desconocedores hasta el momento de la Fiesta, se aficionan y…
- Pero se aficionaran a esa farsa, no a las corridas de toros. Además, si no se les puede hacer sangre a los toros, ya que no se les puede picar ni banderillear, no se podrán lidiar toros, serán a lo sumo erales como los que se lidian en las novilladas sin picadores, o añojos. Porque, dígame usted, don José, quien será el guapo de los figuras que se anuncian -y ese es otro tema grave de este asunto del que luego hablaremos- que se ponga delante de toros, con la edad reglamentaria para ser llamados así, si no se pueden picar ni banderillear...
- Pero…
- … Y si no puede haber sangre en esa pantomima ¿Qué hacemos con los pitones de los toros? Porque no debemos olvidar que los pitones están para herir y, si hieren, suelen hacer sangre. Hasta un pitón afeitado puede hacer sangre… Ya se puede imaginar la solución: fundas acolchadas en los pitones para que no puedan ocasionar ni un rasguño…
- Pero…
- ¿Esa fiesta es la qué queremos exportar? ¿Eso queremos vender en el extranjero?: Una adulteración en la que el protagonista fundamental que le da nombre, el toro, no es ni siquiera novillo, sino un animalejo de reducida edad, con fundas en los cuernos, o simplemente sin ellos, y cubierto de una superficie textil en la que se queden pegados unos palitroques que simulen ser banderillas y que, después de unas cuantas monerías del espada de turno, vuelva el bicho a los chiqueros para ser sacrificado en la oscuridad.
- Pero…
- … Todo este disparate no puede servir sino para asestar una puñalada más a la Fiesta y lo peor de todo, como antes le apuntaba, lo más grave de este asunto es que los mandamases del escalafón, las denominadas figuras del momento, se presten y, de esta forma, den carta de naturaleza a esta sinrazón sin vergüenza ni remordimiento alguno.
- Pero… y gracias por no interrumpirme otra vez… los toreros van a donde los contratan, no debe de olvidarse usted, don Pepe, que son profesionales y viven de esto.
- Y por eso mismo, para esta charlotada no pueden, no deben apuntarse, don José. Ellos, que son los que tendrían que llevar el peso y la seriedad de la Fiesta de los Toros, son los primeros que deberían poner el grito en el cielo y denunciar este atropello que se pretende con la profesión de la que viven y, se supone, deberían defender de adulteraciones y falsificaciones. Eso no es una corrida de toros, a lo sumo es una capea y como tal debería de ser tratada.
- A mi la duda que me crea es que a lo mejor…
- ¡Ni a lo mejor ni a lo peor! Esa pantomima que desvirtúa la esencia de las corridas de toros no me merece ninguna consideración. Si de las corridas de toros desaparece el peligro y la emoción esto se ha acabado, don José. Los empresarios americanos que hagan lo que quieran, pero ni los toreros ni los ganaderos de toros bravos pueden prestarse a este juego, y si lo hacen es que poco amor profesan a esta Fiesta que les ha dado todo lo que tienen. Aunque por lo que estamos viendo ahora aquí -y esto es lo que me preocupa de verdad- la fiesta que nos pretender imponer en estos tiempos casi está más cerca de la que proponen los americanos que de la auténtica Fiesta de los Toros. Pero eso es harina de otro costal y sería tema de otra conversación.
- Ya veo que lo tiene muy claro, don Pepe. Yo pienso parecido a usted. Me cabe la duda de que si el espectáculo gusta pudiera plantearse la celebración de corridas con todos sus argumentos, pero lo que se pretende hacer poco tiene que ver con la fiesta de los toros. Ya sabe que antes de pronunciarme sobre un tema me gusta recabar la opinión de la gente y, en este caso, por las opiniones que voy pulsando, los aficionados muestran muchos reparos, cuando no indignación, como usted, ante esta iniciativa.
- Es que se las trae. ¡¡¡Corridas de toros sin toros!!! Mire usted, don José, los empresarios americanos, los toreros, los ganaderos y los taurinos que hagan lo que quieran, puesto que son libres de hacerlo, allá cada uno con su conciencia, pero que no engañen a nadie y que no utilicen el nombre de “corrida de toros” en vano. Para empezar que llamen a las cosas por su nombre y lo que pretenden hacer no tiene nada que ver con las corridas de toros. Hay otras palabras que se ajustan más para definir el espectáculo que quieren montar, como por ejemplo: capea o, como mucho, becerrada.

domingo, 2 de agosto de 2009

COSAS DE TOROS: "MINADOR" Y "BOMBACHO"

Minador y Bombacho tuvieron sus más y sus menos cuando fueron desembarcados en Tudela. Según cuenta el “Diario de Navarra” en su edición tudelana del 27 de julio, el primero le propinó una soberana paliza a su hermano de la que salió vivo de milagro. Ambos se lidiaron en la tarde de eso mismo día con dispar juego.

Minador y Bombacho, de la ganadería de Victorino Martín, llevaban marcados en sus costillares números correlativos, el “110” y el “109” respectivamente, y habían nacido en noviembre de 2003. Habían llevado, por lo tanto, durante sus más de cinco años y medio, una vida paralela y durante todo ese tiempo, por fuerza, tuvieron que compartir muchos momentos de su existencia en la dehesa. El destino quiso que también fueran compañeros en su último viaje hasta la población navarra y allí, no sabemos si por motivos recientes o añejos, tuvo lugar la pelea que nos cuenta el periódico.

En el ruedo de la "Chata de Griseras" tuvieron un comportamiento absolutamente distinto. Minador, el que lucía el nº “110”, se lidió en 2º lugar y fue un toro bravo que se empleó en el caballo en los dos puyazos que recibió y resultó muy noble en la muleta. Era un toro para soñar el toreo que aunaba todas las características positivas de los “victorinos” buenos: metía la cara humillando y haciendo el avión y tenía fijeza, prontitud y recorrido. El que había castigado a su hermano en los corrales tan duramente, en la plaza, fue un toro bandera, el mejor de la corrida y -pues así lo designó el jurado- el ganador del premio al mejor toro de la Feria. Su hermano Bombacho, con el nº “109” en los costillares, se lidió en 4º lugar y fue el más problemático de todo el encierro. Reservón en el caballo, incierto, quedándose corto y buscando lo que se dejaba atrás. En el primer par de banderillas, que protagonizó Vicente Yesteras -ante la negativa de su jefe de filas, habitual banderilleador-, se le paró inopinadamente en el centro de la suerte cuando el banderillero alzaba los brazos para clavar y, en vez de “salir de naja”, fue cogido por la entrepierna infiriéndole una cornada menos grave en el escroto. El que había recibido la brutal paliza en los corrales resultó, a la postre, el toro malo de la corrida, del que poco partido se pudo sacar y, además, mandó a un veterano y buen subalterno a la enfermería. Cosas de toros.

Nota: La foto de la pelea de los toros está publicada en Blog de la "Asociación Taurina El Toril", de Alfaro, en donde se puede leer un amplio artículo sobre la pasada feria de Tudela.